El síndrome del piramidal es una patología incluida dentro de los síndromes nerviosos compresivos donde los protagonistas son el nervio ciático comprimido por el músculo piramidal.

Síndrome piramidal

El recorrido de este nervio comienza a nivel de la columna lumbar hacia las piernas, por lo que una compresión a nivel del músculo piramidal se manifestará en forma de adormecimiento, hormigueo y dolor en el recorrido del nervio ciático, generando así una pseudociática.

El tratamiento de estos pacientes suele ser suficiente mediante medicamentos y terapia física.

Anatomía

Este músculo se origina en la parte antero-interna del sacro y cápsula de la articulación sacro iliaca a la superficie superior del trocánter mayor. Se encuentra en la parte más profunda de la zona glútea.

La función principal del músculo piramidal es rotación externa de cadera. También ayuda a la separación de cadera cuando ésta se encuentra en flexión de 90º, y desde esta posición funciona como rotador interno.

Su borde inferior está estrechamente relacionado con el tronco del nervio ciático.

Síntomas principales

Las principales causas del síndrome piramidal son:

  • Relacionadas con la actividad física: no descansar lo suficiente, sobreentrenamiento, no realizar calentamiento antes de la actividad deportiva y no estirar tras la misma, realizar deporte de impacto sobre suelo duro, etc.
  • Las causas anteriores pueden llevar al músculo piramidal a un estado de fatiga provocando toda esta sintomatología y por lo tanto, no pudiendo recuperarse.
  • Por estructuras anatómicas, como una escoliosis o una dismetría de las piernas, pueden llevar al mantenimiento de este músculo en tensión por una compensación al buscar la estabilidad de la pelvis.
  • Disfunciones pélvicas o sacras que provoquen tensión muscular. El piramidal crea un eje virtual para la movilidad sacroiliaca interviniendo tambien en sus posibles disfunciones.
  • Disfunciones en relación al suelo pélvico también pueden afectar al piramidal.
  • Cirugías en la región abdominal y la cadera, de forma frecuente, provocan la formación de adherencias que alteran la estructura y dinámica del tronco pudiendo crear disfunción del músculo piriforme.

Tiene una baja prevalencia e incidencia, y es más frecuente en el sexo femenino. Se suele localizar en el tercio inferior del glúteo, y puede extenderse a zona lumbar baja y miembro inferior. Se manifiesta al permanecer de pie de forma prolongada, el subir y bajar escaleras…

Estos síntomas empeoran con la abducción y rotación interna de la cadera, además, también, con la palpación o contracción del músculo. Puede acompañarse de dolor lumbar. En deportistas se suele asociar con la práctica de carreras en bajada.

DIAGNÓSTICO DEL SÍNDROME DEL PIRAMIDAL

En este síndrome es importante llevar a cabo un diagnóstico diferencial, puesto que no debemos confundir esta enfermedad con una lesión de ciática. El dolor que manifiesta un atrapamiento del nervio ciático desde su origen en la columna lumbar, puede irradiarse hasta los dedos de los pies, mientras que en el caso del síndrome del piramidal el dolor recorre la parte posterior del muslo sin sobrepasar la rodilla. Por eso diremos que es una pseudociática o una falsa ciática.

El principal síntoma de este síndrome es una fuerte molestia o dolor en la zona glútea, como una sensación de “mordisco”, en la que a veces puede incluso existir un compromiso a nivel nervioso y acompañarse de sensación de hormigueo, acorchamiento o entumecimiento. Este dolor puede aparecer como un latigazo, como sensación de quemazón, incluso como un dolor sordo. Por la compresión nerviosa, el dolor puede llegar a diferentes distancias del recorrido nervioso:

  • Cuando nos encontramos frente a un músculo piramidal acortado o espasmado, podemos tener puntos gatillo activos, los cuales nos van a dar un dolor referido desde la zona glútea hasta la cara posterior del muslo, sin sobrepasar la rodilla.
  • En ocasiones los puntos gatillo de este músculo, pueden activar como consecuencia los de la musculatura de su alrededor, es decir, glúteo medio y menor. Esta musculatura se manifiesta con un dolor referido que puede bajar hasta el tobillo, recorriendo toda la cara posterior de la pierna.
  • En caso de existir un atrapamiento del nervio ciático, el dolor se manifiesta a lo largo de todo el trayecto del nervio.

Consecuencias en nuestra vida diaria

Después encontramos síntomas asociados en nuestra vida diaria como pueden ser:

  • La necesidad de cambios posturales al estar un tiempo sentados para intentar aliviar el dolor.
  • El aumento de dolor por estar un tiempo prolongado: sentados, de pie, durante la marcha, al incorporarnos desde la posición de estar sentados y también al cargar peso.
  • Encontramos mayor dificultad para cruzar las piernas.
  • Cuando estamos tumbados boca arriba, la pierna del músculo piramidal afectado, se encuentra en rotación externa, por lo que con frecuencia encontramos esta pierna más corta respecto a la otra.

Tratamiento

En cuanto a la terapia física, los ejercicios activos, el estiramiento pasivo, la movilización de los tejidos blandos y las técnicas de estimulación propioceptivas son particularmente efectivas en mejorar los síntomas y el rango de movimiento, fortaleciendo el piramidal y la musculatura pélvica que lo rodea.

Un tratamiento preventivo a largo plazo será clave en el tratamiento de este síndrome. Principalmente haremos mayor énfasis en un calentamiento correcto y cuidadoso para preparar a todas las estructuras (músculos, tendones, articulaciones…) de cara a la actividad física que vayamos a llevar a cabo.

Después de la actividad física, necesitamos darle a nuestro cuerpo un tiempo de relajación y recuperación, puesto que muchas veces las lesiones son derivadas de un sobreentrenamiento.
Otro de los puntos a tener en cuenta para que esto no se repita es el correcto fortalecimiento y acondicionamiento de la musculatura: cadera, glúteos, zona lumbar…

Tan importante es llevar a cabo un calentamiento previo a la actividad como una sesión de estiramiento postentrenamiento. Ésta es importante para mantener la flexibilidad tanto de músculos como de tendones, es decir, que puedan dar movilidad y sujeción sin sufrir distensiones ni sobreestiramientos. Por eso para mantener los músculos y tendones flexibles es importante llevar a cabo una rutina de estiramientos.

A continuación os dejamos un vídeo para que podáis fortalecer y estirar de manera adecuada el músculo piramidal:

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