¿Qué es una dieta hipocalórica?

La dieta hipocalórica es la estrategia más usada cuando se quiere hacer una reducción de peso de manera saludable. Su principal característica es proveer un aporte calórico menor al requerido, para así, forzar necesariamente a la utilización de las reservas de energía. Este tipo de dietas, sobre todo, están indicadas en personas con obesidad o para deportistas que tienen que llegar a ciertas marcas de peso.

Beneficios de una dieta hipocalórica

Este tipo de regímenes de déficit calórico tienen diversos beneficios, aquí detallaremos los más importantes:

  • Adquisición de buenos hábitos alimenticios, este tipo de dietas bien pautadas pueden llegar a ser perfectas para personas que tienen problemas con la cantidad de comida que ingieren a lo largo del día, ya que se busca siempre que la dieta, aún siendo baja en calorías sea saciante.
  • Pérdida de peso y grasa de manera saludable. No sólo se busca una pérdida de peso rápida, sino regulada y gradual en el tiempo (con pequeñas metas para poder garantizar que no exista un efecto rebote).
  • Se ha demostrado en estudios que una dieta hipocalórica durante un periodo largo de tiempo ayuda a la disminución de azúcar en sangre y logra que se estabilicen los niveles de triglicéridos en sangre, así como una disminución de colesterol.
  • Mejora en los factores de riesgo cardiovascular en personas con pronósticos negativos.

Riesgos de una dieta hipocalórica

Las dietas hipocalóricas pueden llegar a ser muy peligrosas si no son pactadas por profesionales.

  • Una mala pauta dietética puede llegar a una desnutrición que puede desencadenar a su vez en:
    • Dolor de cabeza, mal estar, sensación de cansancio y cambios de humor.
  • Pueden llegar a desarrollar una disociación con la realidad, esto quiere decir que se tiende a pensar que una dieta baja en calorías y una pérdida de peso puede ser saludable.
  • Una dieta mal elaborada puede desencadenar en una sarcopenia (pérdida de fuerza y masa muscular)

Recomendaciones para una dieta

  • Elegir alimentos que sean saciantes como la avena, lentejas, los huevos y arroz integral.
  • Aumentar el consumo de agua para poder sentirse más saciado a lo largo del día.
  • Repartir las ingestas en 5 comidas para no tener hambre a lo largo del día.
  • Comer sentado y mantener una masticación lenta.
  • Aumentar el consumo de fibra para disminuir la sensación de hambre.
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